Una receta para degustar las cigalas en dos texturas diferentes al tiempo que aprovechamos las cualidades de la pasta fresca.
Ingredientes para 6 personas.
6 láminas de pasta para lasaña frescas
18 cigalas medianas
Queso rallado
3 dientes de ajo
1 cebolla
2 cucharadas de mantequilla
Harina
Caldo de cigalas
Aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta
Elaboración.
Pelamos y retiramos las cabezas de 6 cigalas, con las cascaras y las cabezas hacemos un caldo con un poco de sal y pimienta que colamos y reservamos.
Preparamos una bechamel sin lácteos, una velouté donde sustituimos los lácteos por caldo. Para ello ponemos un cazo al fuego con el aceite, la mantequilla y pochamos el ajo y la cebolla picados, añadimos harina poco a poco y a fuego lento esperamos a que se cocine.
Vamos añadiendo el caldo de cigalas hasta conseguir una crema densa y fluida, batimos y reservamos mitad y mitad en dos cazos diferentes.
Picamos en trocitos las colas de las cigalas peladas y añadimos a uno de los cazos con la crema, mezclamos bien. Cocemos las láminas de lasaña durante 3 minutos, escurrimos bien y rellenamos con el preparado de cigalas, cerramos a modo de canelón y colocamos en una fuente de horno.
Napamos los canelones con la otra parte de la crema sin cigalas y espolvoreamos queso rallado por encima, gratinamos en el horno.
Las otras 12 cigalas las hacemos a la plancha con un poco de aceite y sal.
Emplatado:
Colocamos el canelón en el centro del plato y distribuimos a cada lado una cigala a la plancha, rociamos con un chorrito de aceite y servimos en caliente.
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